viernes, 21 de octubre de 2011
Encapuchados, pero contribuyentes... por Raúl Cortés
Primer acto: una marcha que termina con jóvenes encapuchados rompiendo semáforos. Segundo acto: los mismos jóvenes encapuchados siendo detenidos por la policía y grabados por camarógrafos de TV. Tercer acto: la vecina de la casa de la esquina diciendo que está aburrida de los delincuentes que rompen todo. ¿Les suena familiar esa historia? Pues a estas alturas es parte de la pauta semanal de los medios de comunicación.
Identifico varios hechos que juegan en contra del destrozo del mobiliario urbano. La afirmación más burda puede ser que los autos ya existen y los semáforos son necesarios. O en términos económicos podemos afirmar que el presupuesto municipal es limitado y que la reposición de la señalética disminuye la inversión que se podría realizar en otras áreas: salud, educación, ornato, etc. También podemos apelar a un comportamiento adecuado para la vida en sociedad, pero los care’ polera en algo tienen razón: esos semáforos fueron financiados por ellos.
¿Sabía usted que el 64% del financiamiento del Estado de Chile se basa en impuestos al consumo? Así es. Entre IVA, impuesto a los combustibles, al alcohol y tabaco, y el clásico timbre y estampillas, somos los ciudadanos de esta patria los que financiamos la mayor parte del presupuesto nacional, por cuanto más de alguno podría pensar que si el ‘disco PARE’ lo financié yo, entonces es mío y puedo hacer con él lo que quiera. Absurdo, pero con algo de razón si reconocemos la injusticia del sistema tributario chileno. Recuerde usted que la gran minería, salvo CODELCO, no paga impuestos por los productos secundarios, equivalentes al 67% de su producción.
Ahora, con un sistema tributario más justo, por ejemplo con reales y significativos impuestos a la extracción de recursos naturales no renovables, las demandas de los estudiantes movilizados serían perfectamente financiables, liberaríamos a un número importante de ciudadanos de la carga que significa financiar el país, y podríamos reconfigurar la inversión social en pos de tener una mejor calidad de vida.
Está clarísimo que una reforma tributaria no es la solución a todos los males, hay otros temas políticos, sociales y culturales que solucionar, pero un buen comienzo es hacer de Chile un país en algo más justo para sus ciudadanos y ciudadanas, brecha socioeconómica y distribución del ingreso incluidas.
Fuente: Comuniqueichon Mix!
Raúl Cortés es Egresado de Periodismo Universidad Austral de Chile. Consultor y Asesor Comunicacional en DH Consultores
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