jueves, 8 de septiembre de 2011

EL PODER DE LAS MASAS


-Hoy la vamos a romper. Se imaginan que los profes, los trabajadores de la salud y los mapuches se juntaran y marchen con nosotros- En esta marea de gente, AGENDAQUINCE abordará el tema del poder de las masas.

Es medio día en la ciudad y poco a poco la gente comienza a congregarse en aquella plaza. Llegan de a poco y se pierden en grupos que empiezan a adornar el lugar. Se siente barullo, risas, canto, etc. A su alrededor unos observan, otros pasan raudamente mirando de reojo la situación; es medio día en la ciudad y la rutina fluye como siempre en ese horario, “hay que almorzar para luego trabajar”, dicen algunos.

Sin embargo, los convocados siguen aumentando, la plaza ya está llena de personas de todas las edades, de varios estratos sociales, de todos los orígenes y condiciones. Portan pancartas y banderas, tambores y cornetas, cacerolas también. También portan un ánimo distinto, que ha crecido desde hace meses. Juntarse en ese punto parece ya costumbre, así como ver Carabineros en cada esquina.

De pronto, todo se arma. Los grupos hasta ese entonces dispersos se juntan y se comienza a formar una hilera que da vida al objetivo por el cual todos han llegado a esa plaza: marchar para que el país cambie, marchar por un futuro mejor, “marchar” porque marchar parece ser la mejor vía para cambiar lo malo.

Poder de Masas

Chile marcha. Y no sólo desde que estallara la crisis educacional. Ya lo venía haciendo desde el 2010, cuando comuneros mapuches iniciaron una huelga de hambre, luego vino la crisis del gas en Magallanes, luego la oposición a Hidro-Aysen, luego los estudiantes y toda una ciudadanía que muestra su descontento a un sistema económico, político y social.

Eso queda demostrado con la vinculación de diversos sectores sociales a los movimientos que se han articulado y sobre todo porque el tema no tiene que ver con exigir aumentos de sueldos y bonos, ahora tiene que ver con derechos sociales.

Las protestas también han cambiado. A los infaltables encuentro violentos entre algunos manifestantes y Carabineros, que terminan con serios daños a la propiedad pública, robos e incluso incendios de vehículos y locales, se han contrapuestos nuevas formas de manifestarse, donde la creatividad ha mostrado su efectividad, generando iniciativas que provocan un efecto comunicacional y de persuasión mucho mayor que las capuchas.

La actual crisis educacional registrada en el país ha evidenciado un estado de ánimo distinto en la ciudadanía chilena. Para algunos, la ha despertado de un letargo de más de 20 años, creando un clima de tensión que ha cuestionado por completo el sistema económico y político que rige el país; para otros, en tanto, se trata de un movimiento mediado por la intromisión de corrientes políticas que anteriormente no encontraban espacios de influencia en la ciudadanía y que responden a ideologías añejas; otros, simplemente, dicen que no hay crisis.

Sin embargo, pese a las distintas visiones, no se puede negar que algo ha cambiado en Chile.

Clase política golpeada

Probablemente, quien más ha salido resentida de todo este movimiento social es la actividad política y eso independiente del color. Las encuestas así lo demuestran y de ella no se salva nadie. De nada vale a los presidentes de partidos de la Concertación salir a descuartizar los bajos resultados de aprobación que obtiene el presidente Piñera y su gobierno, sino logran levantar los resultados que su propia coalición recauda.

Y como no, si pese a que el presidente Sebastián Piñera bajó su aprobación a un 30 por ciento y el porcentaje de personas que se siente de oposición subió tres puntos hasta alcanzar el 40 por ciento, sólo un veinte por ciento de los entrevistados aprueban la gestión de la Concertación, dos puntos porcentuales menos que la evaluación registrada el mes anterior..

El tema parece ser que ninguna corriente política es capaz de interpretar y representar correctamente lo que quiere la ciudadanía. De ahí quizá la defensa de la gente cuando se le pregunta si se manifiesta por motivos políticos. La palabra política parece maldita, algo que causa rechazo inmediato, probablemente algunos le teman, otros simplemente la aborrecen, pese a que finalmente lo demandado por el estudiantado es una reforma política.

Quizá por eso se prefiera calificar como ciudadano a este movimiento, desconociendo la naturaleza política de salir a marchar. El hombre es un animal político decía Aristóteles, pero al parecer se prefiere dejar esa denominación a aquellos que producto de elecciones resultan ser elegidos como representantes de la ciudadanía, aunque después ésta les crea poco o simplemente no lo haga.

Marcel Claude planteaba en Osorno que en cada votación más que elegir la ciudadanía a un representante, se concurre a realizar el trámite para ratificar a uno que ya ha sido elegido por cúpulas políticas, entre cuatro paredes. Quizá no sea un atisbo de iluminación de Claude, sino la constatación de algo inculcado en el chileno; quizá por eso el descontento con la política.

-Que se cambie la constitución ahora. Que los políticos del parlamento se pongan de acuerdo en aprobar una reforma tributaria que financie el sistema educativo. No puede ser que haya una constitución así ¿estamos en democracia o no estamos en democracia?- Es la voz de Carlos, un estudiante que está en la marcha.

¿Plebiscito?

La marcha sigue su curso devorando las calles, esas que deben recordar cada pisada de los manifestantes. Carteles enormes con consignas pintadas inundan el cielo, bandas y batucadas marcan el ritmo de la manifestación, mientras cientos de voces gritan al unísono el descontento social del país.

Dentro de la marcha la palabra plebiscito comienza a sonar fuerte, cuestión planteada por algunos como la única forma de destrabar el actual conflicto. Así lo cree Paulina Cárcamo, presidenta de la Federación de Estudiantes Secundarios de Osorno (FESO) al igual que Eliana Theil, presidenta del Colegio de Profesores de la ciudad. Para ellas es la ciudadanía la que debe decidir a través de una instancia vinculante, la educación que Chile quiere.

El último plebiscito realizado en Chile fue en el año 1987, cuando Augusto Pinochet convocó a uno para dirimir su continuidad en el mando de Chile; es el rememorado plebiscito del Sí o el No. 24 años después es la educación la que ha generado las condiciones para que algunos comiencen a pedir la realización de uno.

Sin embargo, algo no parece cuadrar y los universitarios lo vieron primero. “Es un autogol “y “sería entregarle la demanda a la clase política”, dijeron, añadiendo que es inviable constitucionalmente y que si se realizará los estudiantes secundarios, parte fundamental del movimiento, quedarían fuera. Palabras ratificadas por Braulio Espinoza, vocero de los estudiantes de la Universidad de Los Lagos, quien reconoció que parece un instrumento legítimo, la falta de normativa que otorgue garantías de participación hace que sea peligrosa su utilización para definir la situación educacional.

A ello también se suma la baja inscripción electoral de la juventud en el país, pensando en que el actual movimiento social es líneas generales conformado por jóvenes, los cuales representan el 9 por ciento del padrón electoral de Chile. En números, de los 3 millones de chilenos menores de 30 años, sólo 700 mil están inscritos en los registros electorales.

De ahí que Lautaro Carmona, diputado comunista por el distrito 55, llamara a la juventud a inscribirse en los registros electorales o en su defecto a participar con el voto una vez que el proyecto de inscripción automática y voto voluntario sea una realidad.

Sin embargo, para el estudiantado la solución del conflicto está en que el gobierno otorgue garantías efectivas para el cumplimiento de las demandas sobre una profunda reforma estructural en la educación.

Otros dicen que la administración de Piñera debe dejar su orgullo y no preocuparse por si se muestra derrotado o no; simplemente pensar en el bien común, ese por el cual marchan miles de personas en Chile, pidiendo cambios profundos en la relación del Estado y la ciudadanía. Bien común que seguirá siendo exigido, a través de una ciudadanía que quiere mayor participación en las decisiones que determinan su futuro.

Articulo extraído del medio compañero y valdiviano, www.agendaquince.com

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